¿QUÉ FUE PRIMERO EL HUEVO O LA GALLINA?

Un eterno dilema, del cual creo, no sabremos nunca la respuesta.

Y es que, quizás, deberíamos preguntarnos ¿existe una respuesta correcta?.

Para algunos siempre será antes el huevo y pondrán mucho empeño en demostrarlo, por otro lado, habrá los que piensen que fue antes la gallina y pondrán el mismo empeño en demostrarlo. Por la contra, habrá a los que les dé igual. Y así, de una manera tan “absurda” se demuestra que tan diferentes somos.

Son muchos los artistas a lo largo de la historia que han "jugado" con el huevo en sus obras, entre ellos, uno de los más conocidos fue Salvador Dalí.

Y aquí uno de sus huevos.

Huevo en los jardines de la Casa Salvador Dalí. Portlligat

Yo aquí no voy a explicar el significado del huevo en las manifestaciones artísticas de Dalí, si no, tomando como premisa un popular dilema, haré una pequeña reflexión, ya que fue la eterna pregunta del comienzo del post la me inspiró.

El huevo es un buenísimo ejemplo de contraste, entre una cáscara dura y un interior blando, esta dualidad entre exterior-interior (duro-blando), está asociada a una perspectiva psicológica de como los seres humanos nos "construimos". Cada uno de nosotros nos formamos una "cáscara", una forma exterior, a la que la sociedad actual pone mucha intención, la pintamos, la operamos, le ponemos y le quitamos pelo, la moldeamos… para agradar al resto de los huevos, y sin darnos cuenta o dándonos, estamos creando una dura e irreal “máscara exterior”, que nos defiende ante agresiones externas que nosotros mismos nos creamos y creemos, (juicios, inseguridades, miedos...).

Con esto no quiero juzgar nada, ni a nadie, ya que yo también lo hago.

Sin embargo, en la mayoría de los casos este escudo creado por nosotros mismo nos defiende de agresiones que solo existen en nuestra propia mente, como explica el psicólogo Alfred Korzybski, cada uno de nosotros vemos la realidad a través de nuestro propio mapa mental que no es el territorio, ya que la realidad no existe, si no que es la interpretación que cada uno de nosotros hacemos de ella, a partir de nuestras experiencias vitales, nuestros anhelos, nuestra condición social, física, procedencia, religión, etc.

Este escudo nos defiende del exterior y es lo que dejamos ver al mundo. ¿Para qué? Pues supongo que para proteger una de las cosas más valiosas que poseemos, nuestra psique, nuestro valioso interior, muy vulnerable, el interior blandito del huevo.

Sucede entonces, que a lo largo de nuestra existencia, nos vamos creando una cáscara más y más dura, con más y más capas, en la que llegado un momento, si llega, nos será muy difícil de romper.

Está bien, claro que podemos romperla, ¿y será fácil hacerlo?. Fácil, fácil, no me parece, aunque siempre podremos hacer un trabajo con nosotros mismos o tirar de alguien que nos ayude, aunque tenemos otra opción, una más rápida de mantener la cáscara unida sea como sea, los medicamentos.

Sin embargo, seguimos teniendo un problema. En el interior del huevo, está su parte más valiosa, la que nos comemos, la que nos aporta proteínas y la que si se deja madurar crece la vida desde su interior, no es por ello, ¿que nos merecemos ser y dejar ver lo que somos realmente?.

Si lo pensamos bien…¿no sería más fácil y bonito que todos rompiésemos nuestra cáscara y nos mostrásemos y nos mostrasen quienes de verdad somos?.

Dejemos salir la “yema” que todos llevamos dentro.

¿Qué es lo peor que puede pasar?; ¿Qué nos rompamos?. Si ya, sinceramente os digo, que para mí merece la pena, la cáscara nos mantiene en una zona pequeñita, al calorcito y a la vez, no nos deja ver un mundo de posibilidades que hay fuera, gente que jamás conoceremos, trabajos que nunca haremos, lugares que nunca visitaremos…

Y tú qué, ¿te atreves a romper el huevo?